Plástico, cambio climático y reciclaje

Otro problema mundial importante es el cambio climático. Por su origen parcial (petróleo o gas), el plástico y su efecto sobre el cambio climático están sujetos a un constante debate. Cuando se queman materiales fósiles como el petróleo, el carbón y el gas para producir electricidad, calor o conducir vehículos, los resultados son emisiones de carbono que contribuyen al cambio climático. Si no se quema, sino que se utiliza para producir materiales con una vida útil prolongada, no hay impacto climático.

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Los plásticos realmente participan en la reducción de las emisiones de carbono en muchos sectores de la sociedad. El uso de plástico permite que los alimentos se mantengan frescos durante períodos más prolongados, hace que los automóviles sean más livianos y, por lo tanto, requieren menos combustible. Las alas de las plantas de energía eólica se hacen ligeras y fuertes. La lista de plásticos que juegan un papel positivo puede ser larguísima.

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En la sociedad actual, el reciclaje de metales como el cobre y el aluminio es una práctica estándar. Al igual que el plástico, el metal es un recurso finito y la mentalidad circular debería ser la misma para ambos materiales. El reciclaje es el camino a seguir.

Hoy en día las dos formas más habituales de tratar los residuos son los vertederos y la incineración para la valorización energética. Vemos que la solución es un flujo de material circular donde no se crea ningún desperdicio. Esto reducirá nuestro impacto climático. En Bolon ya hemos implementado una mentalidad circular, y desde 2014 tenemos material reciclado en nuestros productos. Para cerrar el círculo y ser verdaderamente circulares, nos hemos embarcado en un viaje en el que exploramos las posibilidades de recuperar los pisos usados ​​en su totalidad.

Antonio Sabater